Ir al contenido principal

Una idea que fortalece

Job 1:6-11

En los primeros dos capítulos del libro de Job, Dios nos da una mirada de lo que sucede en el cielo. Así pues podemos ver lo que sucede en la tierra visto desde el punto de vista del cielo.

No hay duda que si Job hubiese podido ver este “concilio celestial” antes y durante sus pruebas, él hubiese podido responder a sus amigos de una manera muy diferente. Pero Dios no le permitió saber nada sobre esta escena celestial que se nos presenta a nosotros.

Ni siquiera Dios, le explicó al momento que finalizaron sus pruebas. Dios no le permitió aprender antes, pero sí después de ir al cielo.

El propósito eterno de Dios para Job podría haber sido frustrado si a Job le hubieran explicado sus pruebas. Si Job hubiese sabido todo eso, o lo que estaba sucediendo en el cielo, no hubiese sido necesario tener FE.

Sin FE, es imposible agradar a Dios, nos dice Hebreos 11:6. Job nunca hubiese podido ser purificado, como el oro es purificado por el fuego; si él no pasaba por esta prueba, no hubiese podido desarrollar la FE con la cual él tuvo que confiar en Dios simplemente.

Dios nos ha permitido ver estas cosas para ayudarnos a fortalecer nuestra fe cuando enfrentamos desconcertantes aflicciones. El propósito de Dios es que podamos poner una fe implícita en ÉL, en su concejo y en sus metas para notros; creyendo que las experiencias fuertes en la vida son permitidas con un buen propósito.

Esto es la enseñanza de Romanos 8:28-29: “Todas las cosas ayudan a bien… al creyente”.

“Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria” (2 Corintios 4:17)

 

 

Traducido y adaptado por David Luzuriaga -www.familialuzuriaga.blogspot.comTomado de Strength for the Journey, by Theodore Epp.  Copyright © 2007 The Good News Broadcasting Association, Inc. (Back to the Bible) Lincoln, Nebraska, USA. Used by permission. All rights reserved www.backtothebible.org

Entradas más populares de este blog

Nuestra confianza está en “nada”.

Romanos 8:22-39 El periódico nos recuerda cada día la incertidumbre de la vida. Cosas suceden que son inesperadas, las fortunas cambian de mano, vidas llegan a su fin inesperadamente, etc. Una de las necesidades básicas de los seres humanos es sentirse seguro, pero los acontecimientos del día nos recuerdan la condición de inseguridad que viene de las incertidumbres de la vida. Simplemente no sabemos lo que sucederá mañana. Es por eso que nos dirigimos a la Biblia. En ella encontramos razones para sentirnos seguros. Estamos seguros de que: • Su objetivo no será frustrado. Puesto que Dios es por nosotros, ninguno puede estar en contra de nosotros (v. 31). • Su generosidad no se apagará. Dado que Él no ha escatimado en dar a su Hijo, Dios no va a negarnos nada que se necesite para nuestro cuidado. (v. 32). • Su perdón no se cancela. Quien quiera acusarnos no podrá tener éxito, puesto que Dios, nuestro juez ya nos ha justificado (vv. 33-34). • Su amor no se rompe. Dios nos ha re...

¿Considero mi muerte ahora?

Romanos 6:11-14 La consideración se basa en una verdad absoluta. No podemos considerar algo como verdad, si no es realmente verdad. Es cierto que Cristo murió por nosotros y que cuando creemos en ÉL como Salvador, nosotros morimos como ÉL. Eso es un hecho. Y en que ÉL vive, y nosotros también vivimos. Esto también es un hecho. Así la consideración está basada en hechos reales y no en experiencias personales. Yo no me considero a mi mismo como muerto al pecado porque me siento muerto. Tampoco me considero vivo para Dios, porque me siento vivo. La experiencia es importante cuando le damos su lugar y la ocupamos en el lugar que debe ser ocupada. Pero la experiencia no determina la verdad. Así que, sabiendo lo que es verdad, debemos considerar la verdad; y luego vendrá una apropiada experiencia en base a la verdad que conocemos. Quizás usted diga: “Pero yo le fallo a ÉL, aún después de contar con el hecho de que he muerto al pecado; por lo tanto no debo estar muerto al pecado”. N...

Tu deuda con el Espíritu Santo

Romanos 8:6-17 No es pecado el ser tentado, pero sí es pecado dejarse llevar y ceder a la tentación. Así que en el momento en que llega la tentación, es hora de aplicar Romanos 8:13 “hacer morir las obras de la carne, por el poder del Espíritu Santo” Note que es solamente a través del Espíritu Santo que efectivamente lo podemos hacer. Esto nos llama a tener una nueva actitud. Debemos reconocer que somos responsables por nosotros mismos. No podemos eludir nuestra responsabilidad simplemente diciendo: “bueno, es trabajo del Espíritu Santo, así que yo no soy responsable” El Espíritu Santo no va a trabajar, ni puede trabajar si nuestras mentes no están determinadas a odiar el pecado y rechazar lo que nuestra naturaleza pecaminosa nos incita a hacer. No es simplemente un asunto de sentimiento el odiar el pecado, sino que es una determinación de nuestra voluntad. La mente es el asiento de la voluntad, y debemos usar nuestra capacidad de pensamiento para elegir entre lo que es bueno...