En los primeros dos capítulos del libro de Job, Dios nos da una mirada de lo que sucede en el cielo. Así pues podemos ver lo que sucede en la tierra visto desde el punto de vista del cielo.
No hay duda que si Job hubiese podido ver este “concilio celestial” antes y durante sus pruebas, él hubiese podido responder a sus amigos de una manera muy diferente. Pero Dios no le permitió saber nada sobre esta escena celestial que se nos presenta a nosotros.
Ni siquiera Dios, le explicó al momento que finalizaron sus pruebas. Dios no le permitió aprender antes, pero sí después de ir al cielo.
El propósito eterno de Dios para Job podría haber sido frustrado si a Job le hubieran explicado sus pruebas. Si Job hubiese sabido todo eso, o lo que estaba sucediendo en el cielo, no hubiese sido necesario tener FE.
Sin FE, es imposible agradar a Dios, nos dice Hebreos 11:6. Job nunca hubiese podido ser purificado, como el oro es purificado por el fuego; si él no pasaba por esta prueba, no hubiese podido desarrollar la FE con la cual él tuvo que confiar en Dios simplemente.
Dios nos ha permitido ver estas cosas para ayudarnos a fortalecer nuestra fe cuando enfrentamos desconcertantes aflicciones. El propósito de Dios es que podamos poner una fe implícita en ÉL, en su concejo y en sus metas para notros; creyendo que las experiencias fuertes en la vida son permitidas con un buen propósito.
Esto es la enseñanza de Romanos 8:28-29: “Todas las cosas ayudan a bien… al creyente”.
“Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria” (2 Corintios 4:17)
Traducido y adaptado por David Luzuriaga -www.familialuzuriaga.blogspot.comTomado de Strength for the Journey, by Theodore Epp. Copyright © 2007 The Good News Broadcasting Association, Inc. (Back to the Bible) Lincoln, Nebraska, USA. Used by permission. All rights reserved www.backtothebible.org