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Mostrando las entradas de junio, 2010

Jesús quiere…

Cuando un hombre o una mujer se acercan a Dios, pensamos que ÉL siempre nos recibirá ya que hemos aprendido que Dios está siempre dispuesto a aceptarnos. Sabemos que Dios nos ama, sabemos que Dios nos busca y que ÉL quiere tener una relación con nosotros. Pero este conocimiento a veces se transforma en una licencia para simplemente pensar que nosotros la controlamos o manejamos esta “relación”. Cuando queremos nos acercamos a Dios y cuando queremos nos alejamos de ÉL. Leamos en el evangelio de Mateo en 8:1-4 (Mat. 8:1-4) y observemos que es Dios el que tiene el sartén por el mango. La proposición del leproso es: “Señor, si quieres, puedes limpiarme”, a lo que Jesús le responde: “Quiero”. Cuán a menudo pensamos en que nosotros hacemos un favor a Dios al dedicar algo de “nuestro” tiempo, o algo de “nuestro” dinero, o algo de “nuestra” vida a Dios. Suena como que nosotros le decimos: “Señor si quiero iré hoy a la iglesia”, o “si quiero hoy voy a leer la Biblia”, o “Señor, si quiero, h

¿Para dónde iba mi vida cuando Jehová se cruzó en mi camino?

Hay un himno que cantábamos en la iglesia hace mucho tiempo cuando era un adolescente. Ese himno usted lo acaba de escuchar… “Hay un canto nuevo en mi ser”. En ese tiempo estaban apareciendo todos esos movimientos modernos de “adoración” y “alabanza”… Cantos modernos, en algunos casos más movidos y en otros casos más pausados. Algunos en la iglesia gustaban de los himnos más tradiciones, a otros les gustaban aquellos cantos nuevos. Pero ¿Cuál es el contenido de esos cantos? Creo que la disyuntiva va a estar siempre. Pero en lo que a mi respecta, cuando era un adolescente de la iglesia, se usaba mucho esa frase “Cántico Nuevo” para decir que era hora de cambiar e introducir nuevas canciones en el repertorio de la iglesia. Hasta ese momento yo pensaba así. Pero poco a poco fui comprendiendo que “cántico nuevo” no significa que debemos actualizar el repertorio de la iglesia, va mucho más allá de eso. Que haya un canto nuevo en nuestro ser, va por el mismo camino que nuestra vida esp

“… me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” 2 Corintios 12:9

  En cada momento de victoria es muy fácil estar adelante y recibir los honores y los laureles. Pero cuando Dios nos deja saborear por un momento la dificultad y la derrota, es ahí cuando debemos recordar que sólo Cristo es la fuente de nuestra fortaleza. 2 Corintios 12:9 (2 Cor. 12:9) está en medio de un testimonio de dificultad y debilidad. Lamentamos cuando nos encontramos en momentos como esos; es difícil decir a Dios “heme aquí” porque ni la mitad de nuestro ser, ni la mitad de nuestra fuerza están presentes, nos sentimos incompletos, vacios. El Salmo 31:12 (Psalm 31:12) nos da una figura de cómo se siente un creyente cuando pasa por el desaliento. La figura es un baso que no está al 100% de su capacidad. Hay una fisura por la cual se escapa el liquido que tiene en su interior. A veces sentimos esa fuga, por alguna parte se escapa la llenura que nuestro Dios nos da cada día. Pero es allí cuando David, el escritor de este salmo, dice: “En ti, oh Jehová he confiado…, inc