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Mostrando las entradas de octubre, 2009

Usted nació rico

Efesios 1:3 ; Romanos 8:35-39 El que ha recibido a Cristo como su Salvador ha sido unido a Cristo, pero en este viaje está yendo por un mundo impío, que tiene una atmosfera hostil. Así, el creyente necesita una atmosfera en la cual pueda respirar. De la misma manera que los astronautas necesitan llevar su propia atmosfera cuando van a la luna, el creyente necesita su atmosfera espiritual para sustentar su vida espiritual cuando está en este mundo. El creyente necesita alimento espiritual, compañía espiritual, ejercicio espiritual, fuerza espiritual y armas espirituales. Dios ha bendecido al creyente con “toda” bendición espiritual (Ef. 1.3) Muchos de esas bendiciones son mencionadas en la carta de Pablo a los Efesios. Dios no reserva nada al momento de dar los beneficios al creyente –todas la bendiciones espirituales están disponibles. Dios no solamente nos ha dado de su riqueza, sino que también Dios ha provisto para el creyente “de acuerdo” a SUS riquezas. No hay ni un be

La llave del tesoro.

Efesios 1:2,3 ; Juan 15:1-10 Los recursos del creyente – todas las bendiciones espirituales – están “en Cristo” (Efesios 1:3). Cristo es la vida del creyente y por lo tanto le proporciona todo lo que necesita. Antes de la salvación el individuo estuvo en Adán, pero después de la salvación el individuo está en Cristo. En Adán el individuo poseía solamente una naturaleza pecaminosa, pero en Cristo posee una naturaleza divina. La naturaleza divina del creyente hace que el creyente quiera hacer la voluntad de Dios. Apartado de Cristo, una persona no tiene una relación con Dios y Dios no tiene una relación con él/ella. Antes de que la persona reciba a Cristo, está imposibilitado de recibir y de ser bendecido con todas las bendiciones que Dios ha provisto. Solamente después de que una persona está “en Cristo” toda la fuente de sus recursos necesarios de Dios, están disponibles para el/ella.  Las riquezas de Dios para le creyente están depositadas en Cristo, y es solamente cuando una

Vida, eterna y abundante.

Efesios 1:1 ; Juan 3:13-21 La vida eterna es producida por la muerte, sepultura y resurrección de Jesús. A través de su muerte, Jesús pagó la multa por el pecado; a través de su sepultura, ÉL quitó el pecado; y a través de su resurrección, ÉL vive en el creyente. Todo esto involucra el nuevo nacimiento. Por otro lado, la vida abundante es procurada para le creyente a través del Jesucristo vivo, ascendido y sentado a la diestra de Dios el Padre. El creyente que vive sobre la base lo que posee en Cristo, tiene una vida abundante. Se da cuenta de que Cristo, quien vive en su interior, es completamente capaz de suplir todas sus necesidades. La vida eterna es un objeto, en el sentido de que una persona la obtiene a través de poner su fe en el hecho de que la sangre derramada de Cristo es suficiente para la total remisión de todos sus pecados. La vida abundante es un objetivo, en el sentido de que es una respuesta personal a lo que el creyente tiene en Cristo. El que sabe que Crist

Gloria que trae bendición.

Gálatas 6:11-18 Es significativo darse cuenta que la crucifixión es una vía de vida, no solamente una vía de muerte. La crucifixión de Jesucristo no fue el final de su obra de redención, por que ÉL resucitó de la tumba y nos provee de una vida resucitada. Rom. 6:7 dice: “Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado”. Esto significa que la persona que ha muerto está libre de la esclavitud y seducción del pecado. La base para la glorificación de Pablo es la cruz de Cristo. Los Judaizantes habían buscado su propia gloria, pero solamente habían encontrado el fracaso vez tras vez. La clase de vida que ellos vivían  a través de auto-imponerse reglas y regulaciones, solo buscaba su propia gloria. Pero todas estas cosas que alcanzaban, estaban solamente en el terreno de la carne y la naturaleza pecaminosa que tenían, lo cual solo contribuía a desarrollar el pecado del orgullo. Esto ha sido siempre un peligro que los creyentes deben enfrentar, y aun ahora sigue representand

Dos cargas.

Gálatas 6:1-10 Hablar de que debemos llevar las cargas los unos de los otros, y luego decir que cada hombre debe llevar su propia carga, suena como contradictorio a simple vista. Esta realidad no es el caso. Dos diferentes palabras se usan en el leguaje original, que la traducirlas significan “carga” en Gal. 6:1-10. La carga de la que habla el versículo 2, es una carga causada por las circunstancias. El primer versículo en este capítulo exhorta al espiritual a restaurar al hermano que ha sido sorprendido en una falta. En lugar de desanimar al hermano cargado y culpable, el consejero cristiano está para ayudar a sostener su vida espiritual. Estamos para ayudar a llevar la carga de tal persona. Estamos para ponernos en su lugar, y hacer de sus cargas, nuestras cargas. Las cargas en el versículo 5 tiene que ver con nuestras responsabilidades como cristianos. El objeto del trabajo personal radica aquí y es parte de nuestra tarea como miembros del cuerpo de Cristo. En un pasaje

Su voto por la victoria.

Gálatas 5:13-26 La carne y el Espíritu Santo son contrarios, el uno se opone al otro. Su razón y sus propósitos están diametralmente opuestos. Cada uno le dice NO al otro. Esto, por supuesto, resulta en un punto muerto para el cristiano. Esto, es el porqué de lo que dice el apóstol: “para que no hagáis lo que quisiereis”. (Gal. 5:17) Un error que muchos de nosotros hemos cometido es que hemos tratado de ganar la victoria sobre la carne a través de nuestra propia voluntad y esfuerzos. Pero esto es lo mismo, que tratar de vencer a la carne con la carne. Estamos tratando de dominar la carne usando nuestra misma carne. ¿Podemos asignar al diablo la tarea de conquistar al diablo mismo?. Alguien ha dicho lo siguiente como una solución a este problema: “El Señor ha votado por mi; el diablo ha votado en mi contra. Cualquiera que sea mi voto, yo le doy la victoria”. Si determinamos caminar en el Espíritu, estamos emitiendo nuestro voto en la manera correcta. Esta es la elección que

Nacido libre.

Gálatas 4:19-31 La lección que Dios tiene para nosotros en este pasaje es que no podemos cumplir los mandamientos en su totalidad cuando lo hacemos con nuestros propios esfuerzos. Solo pueden ser guardados cuando aceptamos a Cristo como Salvador. Entonces, a través del Espíritu Santo que vive en nosotros, la vida de Cristo se cumple enteramente en nosotros. El nacimiento de Ismael fue totalmente un plan humano. Dios no tuvo nada que ver con eso. Lo que viene de la carne no le agrada a Dios, ÉL no lo acepta. Ismael fue un niño nacido de la carne, y siendo que su madre fue una esclava, él también era un esclavo. Con Isaac fue enteramente diferente. Él nació de una madre libre. Su nacimiento fue a causa de la obra de Dios. Así que, el punto importante aquí, es que somos aceptados, a través de la fe en Cristo, y pasamos a ser de la familia de Isaac. Somos los hijos de la promesa, nacidos a través del poder divino de Dios y no de esfuerzos humanos. Hay una fuerte tendencia, de

Añadida, no mezclada.

Gálatas 3:15-25 El pasaje en cuestión dice que la ley fue “añadida”. (Gal. 3:19). Fue añadida a algo que ya existía. Juan el Bautista introdujo a nuestro Señor Jesús al ámbito público y dijo de ÉL: “La ley fue dada por Moisés, pero la gracia y la verdad vino a través de Jesucristo”. La Ley tuvo un comienzo definido. No comenzó con Adán sino con Moisés. No había una ley dada por Dios en todos esos 2.500 años o más, entre Adán y Moisés, pero sí hubo pecado, y porque hubo pecado, hubo muerte. Adán tuvo algunas instrucciones definidas de parte de Dios en cuanto a lo que hacer y lo que no hacer; y desobedeció. Por eso murió. Pero aquellos que existieron entre Adán y Moisés también murieron, no porque pecaron exactamente como Adán pecó, sino porque ellos eran pecadores. El evangelio es la buena noticia para todos, en el pasado, en el presente y en el futuro. Pero la ley nunca fue una buena noticia, sino una mala noticia. Fue añadida a las buenas noticias, pero no tomó el lugar de l

Ley, Gracia y Victoria

Gálatas 3:1-14 La vida cristiana es una vida “por fe” y no “por ley”. Pablo hace una declaración contundente al final del capítulo 2 cuando dice: “No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo”. (Gal 2:21) Si podemos salvar nuestras almas y si podemos vivir rectamente por nuestros propios esfuerzos, entonces no hay propósito en la muerte de Cristo. ÉL perfectamente podría seguir viviendo. Muchas cosas serían en vano si la ley fuera necesaria para salvarnos. No solamente que el sacrificio de Cristo fuese innecesario, sino que los sufrimientos de los Gálatas, a causa de su fe, también serian innecesarios. Todo esto si el Judaísmo sería la única vía de salvación. (Gal. 3:4) Más tarde Pablo dijo: “De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído” (Gal. 5:4) No desestimamos la ley cuando la colocamos en el lugar donde Dios la colocó. Pero frustramos la gracia de Dios si tratamos de sustitu

Muriendo para vivir.

Gálatas 2:11-21 La nueva vida es vida “en Cristo”. La palabra “en” en esta conexión no habla de lugar, como será el caso de la frase: “en la casa”; sino que acarrea la idea de unión. Estamos en unión con Cristo. A través de ÉL estamos muertos a la Ley, habiendo sido identificados con ÉL en Su muerte y resurrección. En el lado de la resurrección, de esta experiencia tenemos SU vida (la de Cristo). ÉL ha venido a ser vida en nosotros. Esto es lo que marca una verdadera diferencia entre la vida vieja antes de la salvación y la nueva vida ahora que somos salvos. Antes que el creyente goce de su victoria en Cristo, es necesario que el poder de la vida vieja sea terminado, sea quebrado. Esto se logra a través de la unión con Cristo en Su crucifixión. Esta no es una experiencia que debamos luchar por ella ahora; fue llevada a cabo para nosotros, en el pasado. Un entendimiento correcto del versículo 20 seria: “con Cristo he sido crucificado”.   Dios se deshizo del viejo hombre-vida,

Las marcas de un cristiano.

Gálatas 2:1-10 Cuatro marcas de un cristiano se destacan en el libro de Gálatas. Primera. Un cristiano es uno que tiene  la vida de  Cristo viviendo en él. “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” Gal. 2:20. Segunda. Un cristiano es uno que tiene el Espíritu Santo dentro de él. En Gálatas 4:6 vemos: “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: !!Abba, Padre!”. ÉL es el que realmente nos engendra o nos crea de nuevo, y nos hace creyentes. ÉL también crea en nosotros un nuevo carácter del cual viene la nueva conducta cristiana. La conducta cristiana no hace un cristiano, pero un verdadero cristiano, uno que es nacido del Espíritu Santo, tendrá una verdadera y buena conducta cristiana. En tercer lugar, un cristiano es uno que ha experimentado la cruz de Cristo como la solu

No mire en poco la gracia de Dios.

Gálatas 1:1-10 El error con el cual el apóstol Pablo trató fue la mezcla entre la ley y la gracia. Hay tres errores graves que vienen de esta mezcla. Primero está lo que llamamos “legalismo”. Este enseñanza que la gente son salvos por las obras o por esfuerzos humanos. Que, en este caso, incluye los esfuerzos humanos por guardar la ley y la observancia de los ritos y ceremonias encontrados en el Antiguo Testamento y los pactos que Dios hizo con Israel. Este mismo error se refleja hoy cuando algunos aseguran hacer su mejor esfuerzo para cumplir los diez mandamientos. Para ellos, esto, es la vía de salvación. El segundo error que puede minar la fe en Jesucristo es lo que podemos llamar “falsa libertad”. Los cristianos están llamados a la libertad, pero esa libertad está definida por las Escrituras y no deja nada a nuestra imaginación. Aún hay aquellos que enseñan que como uno es salvo por gracia, no importa entonces como han de vivir o han de comportarse. Este error satánico

Tenga precaución al criticar.

Romanos 14:10-13 Cuando nos demos cuenta que cada uno de nosotros debe dar cuenta a Dios, vamos a tener precaución al criticar a otro hermano en Cristo. Entonces, preste atención a lo que 1 Corintios 4:5 dice: “Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios”. Este es el consejo que el apóstol Pablo dio a los Corintios, y también se aplica directamente a cada creyente en el día de hoy. Todos vamos a ser juzgados un día, no de acuerdo a los estándares de otros, y ni si quiera de acuerdo bajo nuestro propio estándar. Así que vamos a ser juzgados bajo los estándares de Cristo. Solamente delante de Dios vamos a dar cuenta de nuestras acciones y no por las acciones de otras personas. No tengo que dar cuenta por usted, y usted no tiene que dar cuenta por mi. Delante de Dios, yo daré cuenta por mi mismo. Con razó

Sometidos pero fieles.

Romanos 13:1-10 Es posible para un creyente estar en una situación donde no pueda obedecer una ley del gobierno, pero de todas maneras tenga que estar bajo dicha ley. Sumisión se refiere a nuestra actitud en cuanto a cómo respondemos interiormente a aquellos que están como autoridad; mientras que obediencia se refiere a nuestras acciones visibles y tiene que ver con cómo respondemos externamente a aquellos en autoridad. Por ejemplo, a Pedro y Juan, las autoridades del gobierno de aquella época, les prohibieron predicar en el nombre de Jesucristo. (Hechos 4:18 – Acts 4:18). Ellos no podían obedecer estas instrucciones porque las órdenes de Jesús de proclamar el evangelio suprimían las órdenes de los sacerdotes. Sin embargo, más tarde los apóstoles fueron sometidos al castigo que el gobierno ordenó para ellos. (Hechos 5:18-20 / Acts 5:18-20). Ellos no obedecieron a las órdenes del gobierno, pero sí se sometieron al poder del gobierno. Cuando fueron confrontados con su desobedie

¿Qué hacer cuando hay desacuerdos?

Romanos 12:14-21 No es nuestra manera de proceder responder a la gente cuando ellos hacen algo contra nosotros. La venganza pertenece a Dios, tal como se indica en (Dt. 32:35) Siendo, que la venganza es de Dios, entonces suponer que podemos quitar de sus manos los asuntos que son sólo de Dios, no es posible. ÉL tiene en cuenta cada injusticia que se ha hecho en nuestra contra por lo que ÉL mismo cobrará esta cuenta. Hemos de seguir amando con el amor con que Dios nos ha amado. Que es el amor derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo (Rom. 5:5). Cuando somos malentendidos por otros, necesitamos recurrir a la Palabra de Dios para encontrar fuerza y aliento. Un pasaje que es de mucho aliento está en Salmo 37:5-6.  “Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará. Exhibirá tu justicia como la luz, Y tu derecho como el mediodía”. Desde este pasaje vemos que nuestra responsabilidad es entregar toda la situación al Señor. Si hemos sido falsamente acusados, pod

No hay lugar para envidias en la iglesia.

Romanos 12:6-16 Qué vergüenza cuando hay un espíritu de envidia sobre los miembros del cuerpo de Cristo. En lugar de eso debe haber alabanza a Dios por la manera en que ÉL usa a cada uno. Una traducción paráfrasis de Romanos 12:3 sería: “Ahora tengo una advertencia para ti, movido por la autoridad divina que Dios me ha dado, – y me dirijo a todos los que están entre vosotros – no sean altivos teniendo una noción injustificada de su propia importancia. Dejen sus pensamientos de soberbia, y tengan una medida proporcionada de sí mismo acuerdo a la fe, la cual Dios a dado proporcionadamente a cada hombre”. Cuando nos levantamos con sentimientos de importancia debido a un don en particular que tengamos, debemos recordar que eso es un regalo de Dios. El Espíritu Santo entrega soberanamente dones a cada creyente, según ÉL mismo escoja ( 1 Corintios 12:11 ), no de acuerdo a lo que cada individuo quiera. Así que cuando criticamos a una persona que está ejercitando algún otro don, en verdad