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Muriendo para vivir.

Gálatas 2:11-21

La nueva vida es vida “en Cristo”. La palabra “en” en esta conexión no habla de lugar, como será el caso de la frase: “en la casa”; sino que acarrea la idea de unión.

Estamos en unión con Cristo. A través de ÉL estamos muertos a la Ley, habiendo sido identificados con ÉL en Su muerte y resurrección.

En el lado de la resurrección, de esta experiencia tenemos SU vida (la de Cristo). ÉL ha venido a ser vida en nosotros. Esto es lo que marca una verdadera diferencia entre la vida vieja antes de la salvación y la nueva vida ahora que somos salvos.

Antes que el creyente goce de su victoria en Cristo, es necesario que el poder de la vida vieja sea terminado, sea quebrado. Esto se logra a través de la unión con Cristo en Su crucifixión. Esta no es una experiencia que debamos luchar por ella ahora; fue llevada a cabo para nosotros, en el pasado.

Un entendimiento correcto del versículo 20 seria: “con Cristo he sido crucificado”.   Dios se deshizo del viejo hombre-vida, crucificándolo. Fuimos separados de la vida vieja cuando morimos con Cristo.

Que esta sea una transacción en pasado, está claramente demostrado en Rom. 6:2 cuando Pablo dice: “…los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?”

En el tercer versículo (Rom. 6:3) el apóstol dice: “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?”. Aquí claramente los verbos utilizados están en tiempo pasado, y describen una transacción ya realizada y terminada.

Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. (Gal. 5:24).

 

 

Traducido y adaptado por David Luzuriaga -www.familialuzuriaga.blogspot.com Tomado de Strength for the Journey, by Theodore Epp. Copyright © 2007 The Good News Broadcasting Association, Inc. (Back to the Bible) Lincoln, Nebraska, USA. Used by permission. All rights reserved www.backtothebible.org

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