La vida eterna es producida por la muerte, sepultura y resurrección de Jesús. A través de su muerte, Jesús pagó la multa por el pecado; a través de su sepultura, ÉL quitó el pecado; y a través de su resurrección, ÉL vive en el creyente.
Todo esto involucra el nuevo nacimiento. Por otro lado, la vida abundante es procurada para le creyente a través del Jesucristo vivo, ascendido y sentado a la diestra de Dios el Padre.
El creyente que vive sobre la base lo que posee en Cristo, tiene una vida abundante. Se da cuenta de que Cristo, quien vive en su interior, es completamente capaz de suplir todas sus necesidades.
La vida eterna es un objeto, en el sentido de que una persona la obtiene a través de poner su fe en el hecho de que la sangre derramada de Cristo es suficiente para la total remisión de todos sus pecados. La vida abundante es un objetivo, en el sentido de que es una respuesta personal a lo que el creyente tiene en Cristo.
El que sabe que Cristo es capaz de suplir toda su necesidad; y, vive en acuerdo a todo lo que Cristo le ofrece, tiene esa vida abundante.
La vida eterna es la misma para todos los creyentes, en todo lo concerniente a su pasado pecaminoso. No importa la razón por la que la persona sea culpable, ni su enorme pecado; tampoco si fue una persona moral y con un alto estándar en su sociedad.
Todos los que reciben a Cristo tienen vida eterna. Aunque, de alguna manera, no todos los creyentes tiene una vida abundante. La vida abundante varía en los creyentes de acuerdo a su respuesta individual a Jesucristo.
El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. (1 Jn. 5:12).
Traducido y adaptado por David Luzuriaga -www.familialuzuriaga.blogspot.com Tomado de Strength for the Journey, by Theodore Epp. Copyright © 2007 The Good News Broadcasting Association, Inc. (Back to the Bible) Lincoln, Nebraska, USA. Used by permission. All rights reserved www.backtothebible.org