El pasaje en cuestión dice que la ley fue “añadida”. (Gal. 3:19). Fue añadida a algo que ya existía. Juan el Bautista introdujo a nuestro Señor Jesús al ámbito público y dijo de ÉL: “La ley fue dada por Moisés, pero la gracia y la verdad vino a través de Jesucristo”.
La Ley tuvo un comienzo definido. No comenzó con Adán sino con Moisés. No había una ley dada por Dios en todos esos 2.500 años o más, entre Adán y Moisés, pero sí hubo pecado, y porque hubo pecado, hubo muerte.
Adán tuvo algunas instrucciones definidas de parte de Dios en cuanto a lo que hacer y lo que no hacer; y desobedeció. Por eso murió.
Pero aquellos que existieron entre Adán y Moisés también murieron, no porque pecaron exactamente como Adán pecó, sino porque ellos eran pecadores.
El evangelio es la buena noticia para todos, en el pasado, en el presente y en el futuro. Pero la ley nunca fue una buena noticia, sino una mala noticia. Fue añadida a las buenas noticias, pero no tomó el lugar de la gracia.
La Ley no fue mezclada con la gracia. Tampoco suplanta a la gracia. La gracia es la buena noticia, pero la ley no. La palabra que se traduce “añadida” significa “colocar al lado de”. La ley fue puesta al lado de la gracia; y eso no significa que la gracia no fue removida.
Esto es hermoso de ver, y por sobre todo es muy importante. La Gracia estaba puesta allí como una vía de escape para cuando el hombre deba huir de la ley, cuando la ley haga su trabajo. Cuando el hombre se ve a sí mismo condenado y maldecido por la ley, él puede volverse hacia la gracia de Dios y encontrar salvación.
Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley. (Rom. 3:28).
Traducido y adaptado por David Luzuriaga -www.familialuzuriaga.blogspot.com Tomado de Strength for the Journey, by Theodore Epp. Copyright © 2007 The Good News Broadcasting Association, Inc. (Back to the Bible) Lincoln, Nebraska, USA. Used by permission. All rights reserved www.backtothebible.org