El gran principio que subraya el problema espiritual de Job fue dado siglos después por nuestro Señor: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará”. (Lucas 9:23,24)
Job esta tratando de aferrarse a su reputación y a sus victorias pasadas. Si queremos lo mejor de Dios, debemos estar dispuestos a dejar a un lado todo lo que podría contar como “algo preciado” para nosotros; de tal manera que Dios haga con nosotros lo que ÉL realmente quiere hacer.
Casi podemos ver a Eliú al escuchar los discursos de los otros amigos de Job, ir poniéndose más y más enojado. ¿Por qué no van a los hechos?, ¿por qué no dicen la verdad?, ¿por qué Job se justifica a sí mismo?, ¿por qué Job no se ve a sí mismo como Dios lo ve?
Eliú dimensionó el asunto muy claramente. Las razones que da por su enojo (Job 32:2,3) son más valiosas de lo que se dijo en los discursos del capítulo 29.
Él reconoce que Job estaba tratando de justificarse a sí mismo en lugar de que Dios lo haga. Entonces él apunta el problema de los tres amigos: ellos estaban condenando a Job en lugar de ayudarle a auto-confrontarse, auto-analizarse y finalmente "auto-condenarse”
Cuando nos auto-justificamos, condenamos a Dios. Pero cuando nos condenamos a nosotros mismos, “justificamos” a Dios. Así lo hacemos cuando admitimos que Dios es justo y correcto en lo que hace, y le alabamos por ello.
El es la Roca, cuya obra es perfecta, Porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él; Es justo y recto. (Deuteronomio 32:4).
Traducido y adaptado por David Luzuriaga -www.familialuzuriaga.blogspot.comTomado de Strength for the Journey, by Theodore Epp. Copyright © 2007 The Good News Broadcasting Association, Inc. (Back to the Bible) Lincoln, Nebraska, USA. Used by permission. All rights reserved www.backtothebible.org