Jesucristo está edificando Su Iglesia. Cuando ÉL estuvo en la tierra, ÉL dijo: “edificaré mi iglesia, y las puertas del hades no prevalecerán contra ella”. (Mat. 16:18).
Somos piedras vivas en el edificio que Dios está construyendo, y también tenemos un rol como co-constructores cuando llevamos el evangelio a otros para que puedan recibir a Cristo como su Salvador.
Cristo vino y predicó de la paz; ahora los que le conocemos como nuestro Salvador estamos para predicar el evangelio a otros para que aquellos puedan recibir esta paz. Jesucristo dijo al Padre, “Así como tu me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo” (Jn. 17:18)
Justo antes de que Jesús ascendiera al Padre, ÉL dio a los creyentes la gran comisión: “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” (Mat. 28:18-20)
Aquellos que reciben a Cristo como Salvador son hechos piedras vivas, que tienen su lugar perfecto y definido en el edificio de Dios. Así como hay muchas formas y tamaños de piedras, así también cada creyente se diferencia de otro; pero Dios tiene un lugar especial para cada uno en ese edificio que ÉL está edificando.
Aquellos en los tiempos del apóstol Pablo sabían que tomaba mucho tiempo labrar la piedra y darle una forma para que puedan encajar en un lugar definido. Así que Pablo hizo énfasis no solamente en que los creyentes son piedras en el edificio de Dios, sino que también Dios se toma el trabajo darles forma para hacerlos encajar apropiadamente en ese edificio que ÉL está construyendo.
Mientras más dura es la piedra, más tiempo toma al edificador hacer lo que ÉL quiere hacer con esa piedra. Como piedras vivas, a veces encontramos que el proceso es muy doloroso, pero al final el resultado es excelente.
Por eso Romanos 8:28 dice: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Rom. 8:28)
¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? (1 Cor. 3:16).
Traducido y adaptado por David Luzuriaga -www.familialuzuriaga.blogspot.com Tomado de Strength for the Journey, by Theodore Epp. Copyright © 2007 The Good News Broadcasting Association, Inc. (Back to the Bible) Lincoln, Nebraska, USA. Used by permission. All rights reserved www.backtothebible.org