Dios ha reconciliado a los Judíos y a los Gentiles consigo mismo. Por eso, cuando los Judíos y los Gentiles reciben a Cristo como Salvador, pueden tener paz entre si, porque están en paz con Dios.
Una vez que Dios es su Padre, ellos se pueden llamar “hermanos” entre si. Y es solo cuando los individuos están en buenas relaciones con Dios, que pueden estar en completa armonía entre sí.
Esto significa que nuestros problemas raciales más profundos nunca pueden resolverse por completo hasta que los que están involucrados puedan venir directo hasta Cristo y recibirlo como su Salvador y ceder sus vidas al control de Dios. Solo el cristiano tiene una buena base para verdaderamente resolver los problemas que la gente enfrenta.
Jesucristo reconcilió a los Judíos y a los gentiles con Dios “en un solo cuerpo a través de la cruz” (Efesios 2:16). El momento en que fueron unidos a Dios a través de la fe en Cristo, ellos fueron unidos entre si. Fueron hechos miembros del mismo cuerpo, el cuerpo de Cristo.
Así que todos los redimidos de esta era están unidos espiritualmente en la tierra formando el cuerpo de Cristo; y el Cristo ascendido hasta los cielos es la cabeza de ese cuerpo.
Como cabeza, ÉL da vida y dirección a los miembros del cuerpo. Cada creyente ya no debe considerarse como lo que era naturalmente, sino que debe considerarse como lo que es en Cristo.
En cuanto a nacionalidad, color o raza, etc, el creyente viene a ser uno solo en Cristo, junto con otros creyentes que verdaderamente han recibido a Cristo como su Salvador personal.
Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. (1 Cor. 12:13).
Traducido y adaptado por David Luzuriaga -www.familialuzuriaga.blogspot.com Tomado de Strength for the Journey, by Theodore Epp. Copyright © 2007 The Good News Broadcasting Association, Inc. (Back to the Bible) Lincoln, Nebraska, USA. Used by permission. All rights reserved www.backtothebible.org