Ir al contenido principal

No te robes a ti mismo!

Efesios 4:28-32

En nuestras relaciones con otras personas, necesitamos estar seguros de que no les robemos. Debemos ser honestos en los negocios, en las transacciones y ser fieles en dar el servicio por el cual nos han pagado o hacer el trabajo por el cual nos han contratado.

Si nos pagan por un mes completo de trabajo, le robamos a nuestro empleador si no trabajamos para él todo el mes. Aun hasta un descanso muy largo para una taza de té o café es una pequeña manera de robarle a nuestro empleador.

La Biblia dice “…procurad lo bueno delante de todos los hombres” (Rom. 12:17) Cada creyente necesita auto-examinarse para estar seguros de que uno no está robando a Dios o a otros.

La Biblia dice: “Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. (2 Cor. 5:9-10)

No podemos esperar que Dios nos recompense si hemos robado tiempo y dinero que debía haberse usado para ÉL.

En contraste a robar, Pablo dijo: “El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad” (Efesios 4:28).

Note que hay un propósito para el trabajo, y ese propósito es que el creyente pueda estar dispuesto a ayudar a otros.  El creyente es uno que genuinamente se interesa por otros; y mientras más se interese, más quiere dar para ayudarlos en sus necesidades.

“No hurtarás” (Éxodo. 20:15).

 

Traducido y adaptado por David Luzuriaga -www.familialuzuriaga.blogspot.com Tomado de Strength for the Journey, by Theodore Epp. Copyright © 2007 The Good News Broadcasting Association, Inc. (Back to the Bible) Lincoln, Nebraska, USA. Used by permission. All rights reserved www.backtothebible.org

Entradas más populares de este blog

Nuestra confianza está en “nada”.

Romanos 8:22-39 El periódico nos recuerda cada día la incertidumbre de la vida. Cosas suceden que son inesperadas, las fortunas cambian de mano, vidas llegan a su fin inesperadamente, etc. Una de las necesidades básicas de los seres humanos es sentirse seguro, pero los acontecimientos del día nos recuerdan la condición de inseguridad que viene de las incertidumbres de la vida. Simplemente no sabemos lo que sucederá mañana. Es por eso que nos dirigimos a la Biblia. En ella encontramos razones para sentirnos seguros. Estamos seguros de que: • Su objetivo no será frustrado. Puesto que Dios es por nosotros, ninguno puede estar en contra de nosotros (v. 31). • Su generosidad no se apagará. Dado que Él no ha escatimado en dar a su Hijo, Dios no va a negarnos nada que se necesite para nuestro cuidado. (v. 32). • Su perdón no se cancela. Quien quiera acusarnos no podrá tener éxito, puesto que Dios, nuestro juez ya nos ha justificado (vv. 33-34). • Su amor no se rompe. Dios nos ha re...

¿Considero mi muerte ahora?

Romanos 6:11-14 La consideración se basa en una verdad absoluta. No podemos considerar algo como verdad, si no es realmente verdad. Es cierto que Cristo murió por nosotros y que cuando creemos en ÉL como Salvador, nosotros morimos como ÉL. Eso es un hecho. Y en que ÉL vive, y nosotros también vivimos. Esto también es un hecho. Así la consideración está basada en hechos reales y no en experiencias personales. Yo no me considero a mi mismo como muerto al pecado porque me siento muerto. Tampoco me considero vivo para Dios, porque me siento vivo. La experiencia es importante cuando le damos su lugar y la ocupamos en el lugar que debe ser ocupada. Pero la experiencia no determina la verdad. Así que, sabiendo lo que es verdad, debemos considerar la verdad; y luego vendrá una apropiada experiencia en base a la verdad que conocemos. Quizás usted diga: “Pero yo le fallo a ÉL, aún después de contar con el hecho de que he muerto al pecado; por lo tanto no debo estar muerto al pecado”. N...

Tu deuda con el Espíritu Santo

Romanos 8:6-17 No es pecado el ser tentado, pero sí es pecado dejarse llevar y ceder a la tentación. Así que en el momento en que llega la tentación, es hora de aplicar Romanos 8:13 “hacer morir las obras de la carne, por el poder del Espíritu Santo” Note que es solamente a través del Espíritu Santo que efectivamente lo podemos hacer. Esto nos llama a tener una nueva actitud. Debemos reconocer que somos responsables por nosotros mismos. No podemos eludir nuestra responsabilidad simplemente diciendo: “bueno, es trabajo del Espíritu Santo, así que yo no soy responsable” El Espíritu Santo no va a trabajar, ni puede trabajar si nuestras mentes no están determinadas a odiar el pecado y rechazar lo que nuestra naturaleza pecaminosa nos incita a hacer. No es simplemente un asunto de sentimiento el odiar el pecado, sino que es una determinación de nuestra voluntad. La mente es el asiento de la voluntad, y debemos usar nuestra capacidad de pensamiento para elegir entre lo que es bueno...