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Añadida, no mezclada.

Gálatas 3:15-25 El pasaje en cuestión dice que la ley fue “añadida”. (Gal. 3:19). Fue añadida a algo que ya existía. Juan el Bautista introdujo a nuestro Señor Jesús al ámbito público y dijo de ÉL: “La ley fue dada por Moisés, pero la gracia y la verdad vino a través de Jesucristo”. La Ley tuvo un comienzo definido. No comenzó con Adán sino con Moisés. No había una ley dada por Dios en todos esos 2.500 años o más, entre Adán y Moisés, pero sí hubo pecado, y porque hubo pecado, hubo muerte. Adán tuvo algunas instrucciones definidas de parte de Dios en cuanto a lo que hacer y lo que no hacer; y desobedeció. Por eso murió. Pero aquellos que existieron entre Adán y Moisés también murieron, no porque pecaron exactamente como Adán pecó, sino porque ellos eran pecadores. El evangelio es la buena noticia para todos, en el pasado, en el presente y en el futuro. Pero la ley nunca fue una buena noticia, sino una mala noticia. Fue añadida a las buenas noticias, pero no tomó el lugar de l

Ley, Gracia y Victoria

Gálatas 3:1-14 La vida cristiana es una vida “por fe” y no “por ley”. Pablo hace una declaración contundente al final del capítulo 2 cuando dice: “No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo”. (Gal 2:21) Si podemos salvar nuestras almas y si podemos vivir rectamente por nuestros propios esfuerzos, entonces no hay propósito en la muerte de Cristo. ÉL perfectamente podría seguir viviendo. Muchas cosas serían en vano si la ley fuera necesaria para salvarnos. No solamente que el sacrificio de Cristo fuese innecesario, sino que los sufrimientos de los Gálatas, a causa de su fe, también serian innecesarios. Todo esto si el Judaísmo sería la única vía de salvación. (Gal. 3:4) Más tarde Pablo dijo: “De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído” (Gal. 5:4) No desestimamos la ley cuando la colocamos en el lugar donde Dios la colocó. Pero frustramos la gracia de Dios si tratamos de sustitu

Muriendo para vivir.

Gálatas 2:11-21 La nueva vida es vida “en Cristo”. La palabra “en” en esta conexión no habla de lugar, como será el caso de la frase: “en la casa”; sino que acarrea la idea de unión. Estamos en unión con Cristo. A través de ÉL estamos muertos a la Ley, habiendo sido identificados con ÉL en Su muerte y resurrección. En el lado de la resurrección, de esta experiencia tenemos SU vida (la de Cristo). ÉL ha venido a ser vida en nosotros. Esto es lo que marca una verdadera diferencia entre la vida vieja antes de la salvación y la nueva vida ahora que somos salvos. Antes que el creyente goce de su victoria en Cristo, es necesario que el poder de la vida vieja sea terminado, sea quebrado. Esto se logra a través de la unión con Cristo en Su crucifixión. Esta no es una experiencia que debamos luchar por ella ahora; fue llevada a cabo para nosotros, en el pasado. Un entendimiento correcto del versículo 20 seria: “con Cristo he sido crucificado”.   Dios se deshizo del viejo hombre-vida,

Las marcas de un cristiano.

Gálatas 2:1-10 Cuatro marcas de un cristiano se destacan en el libro de Gálatas. Primera. Un cristiano es uno que tiene  la vida de  Cristo viviendo en él. “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” Gal. 2:20. Segunda. Un cristiano es uno que tiene el Espíritu Santo dentro de él. En Gálatas 4:6 vemos: “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: !!Abba, Padre!”. ÉL es el que realmente nos engendra o nos crea de nuevo, y nos hace creyentes. ÉL también crea en nosotros un nuevo carácter del cual viene la nueva conducta cristiana. La conducta cristiana no hace un cristiano, pero un verdadero cristiano, uno que es nacido del Espíritu Santo, tendrá una verdadera y buena conducta cristiana. En tercer lugar, un cristiano es uno que ha experimentado la cruz de Cristo como la solu

No mire en poco la gracia de Dios.

Gálatas 1:1-10 El error con el cual el apóstol Pablo trató fue la mezcla entre la ley y la gracia. Hay tres errores graves que vienen de esta mezcla. Primero está lo que llamamos “legalismo”. Este enseñanza que la gente son salvos por las obras o por esfuerzos humanos. Que, en este caso, incluye los esfuerzos humanos por guardar la ley y la observancia de los ritos y ceremonias encontrados en el Antiguo Testamento y los pactos que Dios hizo con Israel. Este mismo error se refleja hoy cuando algunos aseguran hacer su mejor esfuerzo para cumplir los diez mandamientos. Para ellos, esto, es la vía de salvación. El segundo error que puede minar la fe en Jesucristo es lo que podemos llamar “falsa libertad”. Los cristianos están llamados a la libertad, pero esa libertad está definida por las Escrituras y no deja nada a nuestra imaginación. Aún hay aquellos que enseñan que como uno es salvo por gracia, no importa entonces como han de vivir o han de comportarse. Este error satánico

Tenga precaución al criticar.

Romanos 14:10-13 Cuando nos demos cuenta que cada uno de nosotros debe dar cuenta a Dios, vamos a tener precaución al criticar a otro hermano en Cristo. Entonces, preste atención a lo que 1 Corintios 4:5 dice: “Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios”. Este es el consejo que el apóstol Pablo dio a los Corintios, y también se aplica directamente a cada creyente en el día de hoy. Todos vamos a ser juzgados un día, no de acuerdo a los estándares de otros, y ni si quiera de acuerdo bajo nuestro propio estándar. Así que vamos a ser juzgados bajo los estándares de Cristo. Solamente delante de Dios vamos a dar cuenta de nuestras acciones y no por las acciones de otras personas. No tengo que dar cuenta por usted, y usted no tiene que dar cuenta por mi. Delante de Dios, yo daré cuenta por mi mismo. Con razó

Sometidos pero fieles.

Romanos 13:1-10 Es posible para un creyente estar en una situación donde no pueda obedecer una ley del gobierno, pero de todas maneras tenga que estar bajo dicha ley. Sumisión se refiere a nuestra actitud en cuanto a cómo respondemos interiormente a aquellos que están como autoridad; mientras que obediencia se refiere a nuestras acciones visibles y tiene que ver con cómo respondemos externamente a aquellos en autoridad. Por ejemplo, a Pedro y Juan, las autoridades del gobierno de aquella época, les prohibieron predicar en el nombre de Jesucristo. (Hechos 4:18 – Acts 4:18). Ellos no podían obedecer estas instrucciones porque las órdenes de Jesús de proclamar el evangelio suprimían las órdenes de los sacerdotes. Sin embargo, más tarde los apóstoles fueron sometidos al castigo que el gobierno ordenó para ellos. (Hechos 5:18-20 / Acts 5:18-20). Ellos no obedecieron a las órdenes del gobierno, pero sí se sometieron al poder del gobierno. Cuando fueron confrontados con su desobedie