Efesios 4:17-27 Es evidente que debemos enojarnos con el pecado y odiar todo lo que nos separa de Dios o que nos haga perder la comunión con ÉL. Esto significa que habrán tiempos cuando odiemos lo que otros hagan en contra de la Palabra de Dios. Dicha ira puede ser referida a nosotros como “justa indignación”. Sin embargo, cuando dejamos que la ira haga nido en el corazón, entonces ese creyente ha sido dominado por el pecado; y proyecta ese pecado en una mala actitud hacia otros. En Efesios 4:26 Pablo advirtió que permitir un fuego de resentimiento que permanezca en el corazón de alguno puede convertirse en un incendio: “que no se ponga el sol sobre vuestro enojo”. Debemos hacer que en nuestra practica diaria, nunca nos retiremos sin estar seguros que hemos confesado pecados de actitud o acciones, “porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios” (Santiago 1:20). Jesucristo estuvo enojado con aquellos quienes resistieron a Dios. ÉL los llamó a los fariseos y saduceos “
Actualidad del ministerio misionero de la familia Luzuriaga en Ecuador